23 de abril de 2013

Un día de angustia

Hoy me desperté y fue todo muy rápido, como todos los días laborales. Me vestí ultra rápido y desperté así también a mis hijos. Lo único que me preocupaba era llegar temprano al colegio para que la profesora, por enésima vez, no me dijera lo tarde que llegaba mi hijo. Corrí para ver si faltaba algo más en sus mochilas y subimos a los niños al auto. Hice oídos sordos cuando mi hijo se enojaba cada vez que lo apuraba y después cuando llorando de impotencia nos pide que lo escuchemos porque tenía frío. Me despedí de él y me fui al trabajo con un nudo en la garganta.


No he podido trabajar tranquila....no me pude quitar la culpa de no haber tenido la voluntad de escucharlo. No puedo imaginar, a pesar que de los niños no son rencorosos, que YO  su mamá no le ofrecí amparo. Entonces comprendí lo fácil que es para mí darles amor, besos y abrazos, y lo demasiado difícil que resulta poder escucharlos, comprenderlos y respetarlos. Me enojo conmigo porque sé que tiene relación con mi infancia en que no fui escuchada ni comprendida como realmente necesitaba.


Siento rabia y culpa porque no he podido cumplir mi deseo de ser una mamá libre, en mi mente y en lo laboral, para ofrecerles lo que ellos necesitan de mí.








3 de abril de 2013

El tiempo es un lujo




 El tiempo pasó a ser un lujo hoy en día. Es triste darse cuenta que las cosas más simples de la vida cuesta tenerlas. Disfrutar de la playa, de la naturaleza, compartir una exquisita comida con los demás, y sobre todo tomarse el tiempo para escuchar, es maravilloso poder conocer el mundo de otras personas.


Me ha pasado esta semana, como todas la verdad, en que me falta tiempo; tiempo para mis hijos, tiempo en pareja, tiempo para el ocio, tiempo para sentarme a respirar. Sé que suena a otro  reclamo más, que no me sé organizar diría alguna de mis amigas, lo sé, puede que venga de mi inmadurez, sólo trato de hacer lo que puedo con lo que tengo. También miro el vaso medio lleno y claro que tengo mucho que agradecer, con esfuerzo hemos construido un nido maravilloso, en complicidad.

       
A mí me hace falta más tiempo con mis hijos, no alcanzo a jugar con ellos lo que quisiera, no alcanzo hacer las tareas como debiera, y solo por las noches podemos conversar tranquilamente. Hay días en que me siento tan segura con la crianza, y otras veces me derrumbo y pienso que les hago mucha falta. Constantemente me cuestiono la idea de que el poco tiempo que les entrego en la semana repercutirá en su futuro. ¿Serían niños distintos si estoy con ellos más tiempo?, ¿No colapsaré si estoy más en casa y menos en el trabajo?, ¿Cómo responder a sus consultas, sus dudas en el instante mismo si no estoy ahí?. Recuerdo al Dr. Carlos González decir en una charla que los niños se pueden criar bien con una persona de apego que no sea la madre si se les entrega amor y contención, pero la mamá es la que se lo pierde. Por mi parte me angustia pensar que cuando sean más grandes no acudan a mí en sus problemas. Sé que todo esto proviene de mi propia inseguridad, de mi propia experiencia la cual no quiero que se repita... es una llaga que estoy en proceso de sanar.

            
¿Existirá una persona que me diga que su mamá NO estuvo tanto tiempo en la infancia y que hoy eso no le afectó, o que la relación es de mucha confianza a pesar de todo?. No lo sé. Por lo pronto sigo con mi lucha  para poder estar más en casa sin dejar de trabajar. Vamos que se puede!!